Estar sometidos a cierta presión, puede provocar un nivel de activación que nos lleve a cumplir nuestros objetivos en menor tiempo y a ser más eficaces. Sin embargo, cuando esta activación pasa cierto umbral, va a provocar que el cerebro entre en modo "supervivencia", activando las amígdalas y teniendo unas consecuencias fisiológicas, psicológicas y neurales. Una de ellas es la liberación hormonal al torrente sanguíneo de adrenalina y cortisol, con consecuencias negativas a largo plazo.
Esta hormona se segrega en las glándulas suprarrenales (sobre los riñones) y también se denomina la "hormona de la acción". Algunas de las consecuencias de su segregación son:
La denominada "hormona del estrés" se libera también en las glándulas suprarrenales y es controlada por la hipófisis, un pequeño núcleo a nivel cerebral. Su liberación crea sensación de peligro constante y tiene muchas consecuencias fisiológicas y mentales.
El cortisol es fundamental para la supervivencia, pero estar sometido a altos niveles de cortisol y prolongarlo en el tiempo, puede traer consecuencias muy negativas para el organismo.
El cortisol es la razón por la que cuando estamos sometidos a mucha presión (jefes autoritarios, respuestas emocionales, épocas duras a nivel personal y familiar), no seamos capaces de razonar con todas las capacidades y provoca que seamos menos creativos y productivos.
Las hormonas son fundamentales para el funcionamiento del organismo y la supervivencia de la especie. Sin embargo, si esta situación de estrés se prolonga en el tiempo, puede tener efectos psicológicos y físicos en muchos aspectos:
Una de las soluciones más efectivas contra el estrés prolongado es la meditación, a la que podemos dedicarle otro post un día de estos.
Espero haberte aportado valor, y que este conocimiento sirva para orientar mejor la preparación y crear ambientes laborales más sanos.
Un saludo y hasta la semana que viene.
Jesús Soler.