El liderazgo en el S. XXI ha cambiado al ritmo vertiginoso de la sociedad en la que nos encontramos. La democratización del conocimiento de esta era digital ya no entiende ese liderazgo industrial en el que un jefe más o menos autoritario daba órdenes que debían ser obedecidas, pero es que tampoco es suficiente ya con un jefe que tenga en cuenta tanto los objetivos como el equilibrio emocional de sus compañeros y subordinados.
Ahora, el personal espera más. Espera y exige no sólo una capacitación importante a nivel profesional, si no también un referente al que seguir moralmente. Por ello, desde mi punto de vista el liderazgo en este momento histórico tiene que ser un equilibrio entre el crecimiento personal y profesional. No permitiendo, si se ejerce Mando, dejar nunca de evolucionar en esos dos aspectos.
Aquí te dejo unas ideas si acabas de aterrizar en un nuevo puesto y te gustaría acercarte de la forma mas rápida y correcta a tus subordinados.
El punto cero de cualquier tipo de influencia en los demás es el respeto. La mayoría de las personas no va a respetarte a no ser que las trates con respeto. Intenta darlo antes de recibirlo.
Qué cantidad de Jefes tratan de una forma despectiva a sus subordinados, generando reacciones y sensaciones desagradables y gratuitas en él.
Si quieres respeto, empieza a respetar primero, escuchando y valorando a todas las personas de tu alrededor. En este punto, te prometo dos cosas si lo haces así. Vas a aprender una cosa de cualquiera de las personas que te rodean independientemente de su puesto, y vas a generar un ambiente sobre el que cultivar posteriormente.
Aquí te dejo cinco consejos que espero que te sirvan a la hora de aterrizar en un nuevo puesto de trabajo.
Cuando se llega nuevo a una Unidad, y más siendo Jefe, uno aterriza con el punto de vista de no conocer a nadie. Esto puede llevar al error de pensar que todo el mundo empieza de cero. En primer lugar, debes saber que habrá gente en tu unidad que se conozca hace mucho tiempo, que pueden ser amigos, enemigos o incluso tener una relación sentimental públicamente conocida o desconocida. Esto te hará ser más prudente en la toma de decisiones.
Además, no conviene entrar en una unidad cambiándolo todo el primer día. Te aconsejo que esperes unos meses antes de hacer grandes cambios, excepto aquellas cosas que vayan contra la moral o tus valores más fuertes.
Te recomiendo que observes los siguientes aspectos: La actuación de tus subordinados y compañeros frente a los obstáculos y cometidos, los procedimientos con los que se realizan las cosas (muchos te gustarán y podrás mantenerlos porque se hacen por algo aunque tu no lo sepas, pregunta antes de cambiar) y las relaciones humanas entre los miembros de tu equipo.
En España, estamos condicionados socialmente para buscar siempre un culpable cuando algo sale mal. En el mundo empresarial americano, por el contrario, está mucho más interiorizado no buscar el origen ni el culpable cuando un error se produce.
Uno de los mayores errores que yo he visto a distintos Jefes, es no exponerse a lo que no saben para que no parezca que no saben. Al final, la gente termina dándose cuenta igual y ellos no han aprendido nada.
Cuando llegues a un sitio nuevo, preséntate voluntario para todo cometido retador que te encuentres. Aunque no sepas por donde empezar, esto hará que desarrolles nuevas herramientas personales y profesionales, aprenderás técnicamente mucho más y ganarás confianza al darte cuenta de que puedes superar los obstáculos que se te presentan.
Los errores son maestros encubiertos, cuantos más cometas rápidamente (saliendo de tu zona de confort), mayor será tu avance y aprendizaje.
Un error muy típico al llegar a un nuevo puesto de trabajo es tener el foco centrado en que tienes que conseguir que la gente te siga por ser el Jefe.
Lo que propongo es todo lo contrario, cambiar ese foco de uno mismo para centrarlo en los demás, preguntándose cómo se puede aportar a la vida profesional y personal de nuestros subordinados y compañeros.
Si esa preocupación es genuina, es decir, sin esperar nada a cambio y preocupándose realmente y de forma pura por las personas y su mejora personal y profesional, sus problemas y preocupaciones, tras un pequeño período de tiempo ese liderazgo comenzará a ser un liderazgo de permiso.
Habremos conseguido que la gente nos permita acercarnos a ellos e influirles en lo profesional, y quizá, en algunos casos, también en los personal.
Es imposible recibir sin entregar. Generalmente los Jefes se centran en obtener lo máximo de sus subordinados, en muchas ocasiones incluso sin ni siquiera conocer a las personas, refugiándose en la famosa frase de "yo no vengo aquí a hacer amigos". Desde mi punto de vista, pésima orientación para el liderazgo y criterio destructivo de relaciones.
Si se manda desde la desconfianza, lo único que podemos recibir es mas desconfianza.
El efecto Pigmalión y la profecía autocumplida son dos de los conceptos de psicología más conocidos. Sin embargo, ¿cuánta gente los aplica?, ¿cuántas veces la gente cree que sus subordinados saben menos que ellos profesionalmente y de la vida por el simple hecho de ocupar un puesto?.
Por el contrario, si confías en la gente e intentas potenciar sus habilidades, conocimientos y lo que cada uno puede aportar, descubrirás los talentos ocultos de las personas y cómo aprovecharlos en beneficio de la unidad y el trabajo en equipo.
Si a una persona se le valora su criterio, se potencian sus habilidades, se confía en que es capaz de hacer las cosas y se le da libertad para el cumplimiento de los cometidos encomendados, el potencial por descubrir es infinito.
Por supuesto que habrá ocasiones en las que alguien te coja el brazo, pero es un porcentaje mínimo comparado con lo que tus compañeros y subordinados te van a entregar si les permites crecer y aportar a la unidad. En ese caso, es mucho más fácil marcar el límite y volver a un punto anterior de distancia con la persona que ha traicionado la confianza que desconfiar de todo el mundo, creando un ambiente profesional lúgubre en el que nadie aportará ni crecerá gracias a ti.
Por último, si en algún momento tienes que hacer algo con lo que no estás de acuerdo, o ves que te encuentras en una encrucijada y debes tomar una decisión, desempolva tus valores y decide lo más acorde a ellos, aunque en ocasiones no vaya directamente alineada con la visión de tu Jefe u organización.
De esta forma, siempre tendrás la conciencia tranquila y podrás hacerte totalmente responsable de las consecuencias, ya que no será una decisión tibia, habrás decidido teniendo como brújula aquello en lo que crees.
Jesús Soler.